LA CIUDAD COMO AGENTE TRANSFORMADOR – Manhattan Transfer

Persecución de la felicidad, Inevitable persecución…

Derecho a la vida, a la libertad y…Una noche negra sin luna.”

Jhon Dos Passos

La ciudad de Nueva York está compuesta por muchas partículas que fluctúan e interactúan todo el tiempo entre sí. Juegan, dándole una movilidad constante que permite su progreso y cambio. Una transformación que a medida que corre el tiempo, no sólo afecta a la ciudad sino también a quienes la habitan. Todos los actores de este espacio viven una psiquis diferente, lo cual permite que la ciudad sea un espacio polifónico. Se teje con gran variedad de hilazas dejando ver como se convierte en un collage de vidas, de rituales del cotidiano. Mostrando cómo éstos sujetos son víctimas de un proceso de integración a éste agente contenedor llamado ciudad.

Manhattan Transfer deja explicita su condición desde el inicio. Transfer, es decir, transformación y proceso de cambio. Una ciudad que busca ser algo, no se sabe a ciencia cierta que. Jhon Dos Passos muestra como la ciudad a medida que va progresando, juega un rol diferente con cada uno de sus actores y al analizar la respuesta de estos, podríamos decir que en cierta medida la ciudad les acepta o rechaza.

Nueva York es la metrópoli que funda un estado inicial en el que empezarán a transitar los personajes. Más tarde entra en juego la crisis económica y la primera guerra mundial que conseguirán que la ciudad se transforme a una velocidad caótica y que automáticamente ejerza una fuerza selectiva sobre todos los actores. Para analizar este proceso de Transfer que sufre no sólo la ciudad, sino también los urbanitas, estudiaré la novela en sus tres secciones y en cada una veremos la transformación de los personajes.

En la primera sección, Nueva York constituye un espacio de anonimato para los sujetos que llegan o que nacen. Ellen, aparece convertida en ese bulto amorfo que suele ser un bebe, Jhon Dos Passos la describe como “un hervidero de gusanos”. Lo cual se convertirá también en la primera iconografía de la ciudad, atestada de urbanitas que se retuercen entre las calles, entre el calor y la ofuscación, no deben parecer otra cosa que gusanos. En esta sección se observa cómo los sujetos se plantean en una posición inicial frente a la ciudad que se transforma en metrópoli y de que manera interfiere para hacer que los sujetos cambien y se instauren en un rol o perezcan en el intento.

Ed Thatcher se enmaraña inmediatamente en el rol de ser padre y asume una figura protectora hacia Ellen y Susie. La capacidad creadora del hombre hace que Ed esté lleno de felicidad y gozo, lo cual gira como fortuna y le muestra la verdadera cara de N.Y: pretenciosa y tramposa. En la mente de Ed se vislumbra la figura de una Ellen proyectada hacia la ciudad, pulcra y revestida de atributos morales. Esta utopía se va desvaneciendo a medida que Ellie tiene un contacto directo con la ciudad. Una visita al teatro (propiciada por su padre) fijará sus propósitos: No ser niña, porque las mujeres se quedan en casa y su madre enferma, mientras por fuera hay un teatro que representar. Entonces adopta la figura masculina de acuerdo con la moral que rige la ciudad, es el hombre la figura fuerte. La niña crece sin su madre, lo cual le permite seguir construyendo la psiquis masculina, pues sólo tiene como referencia la imagen de su padre. En este punto el miedo juega un papel importante, pues se apodera de Ellie por las noches, se transforma en un violador que acecha y que se oculta en la calle inmensa. Sin embargo su ansia masculina le permite ocultar los miedos y simular fuerza ante sus compañeritas, pues ella no es una niña sino un chico.

-No hay miedo de que me secuestren a mí,

-Ellen. Eso sólo les pasa a las niñas.

-¿Cuándo yo sea grande podré hablar así a la gente de la calle?

-No, querida, ciertamente que no.

-¿Y si fuera chico podría?

-Creo que podrías.” i

Ed Thatcher depende de la presencia de Susie, pues es ella quien le indica como se debe comportar y que acciones seguir. Con la desaparición de Susie, lo primordial será que Ellie viva con lujos mínimos, que según el imaginario de triunfo, hará que los niños crezcan sanos lejos de los vicios que pululan en las calles. El único deseo firme de Ellen serán sus caprichos. Vivirá basada en su niñez como la situación idílica que le corresponde en la vida, un mero juego sin implicaciones serias. Entonces antes de que acabe su adolescencia y se defina adulta. Ella se expulsa de esta formación por medio del matrimonio, lo cual la convertirá en una mujer antes de que ella pueda saber de verdad lo que es. De nuevo ante la evasión de sus temores y llegará el momento en que esté feliz.

Un gran personaje se construirá en Bud. Huye del interior del país, de un ambiente rural para darse de frente con el cemento y encontrarse con el culto de la imagen, la tortura del hambre. Bud se somete a un cambio físico, con lo cual se queda a mitad de camino, pues en la búsqueda del éxito también cuenta el carácter. Bud no es bien recibido por la ciudad, sólo en una ocasión beberá invitado y gozará de unas caricias también invitadas. Kopperning no sabe como debe enfrenta a Nueva York, por esta razón vivirá en la frontera. Se constituirá como un outsiderii y, como el mejor de los vagabundos, buscará vivienda en el espacio que no pertenece a nadie, o más bien en los sitios de transitoiii. El puente le permitirá conocer la miseria y tendrá un encuentro con personajes que son cómo él, y que ambicionan igual que él un fajo de billetes. Este puente es un espacio de viaje por medio del cual Bud salta a la vida que siempre esperó en busca de alguna mísera transformación.

Emile y Congo son camareros en un barco. Emile por un lado harto de la vida en el mar quiere probar suerte en Nueva York. Congo parece un poco más bohemio pues se queda haciéndole compañía a Emile, lo mismo le da salir en un barco que quedarse en tierra firme. Congo es un personaje que se moverá con rapidez y todo el tiempo encontrará en el viaje una alternativa para refrescar la búsqueda del tan anhelado éxito. Ambos se quedan de camareros, ante lo que se verá que mientras la conducta de Congo opta por la salida de la ciudad Emile prefiere usar el método de la ascensión social, aparece Madame Rigaud, no solo como mujer sino como objeto que se debe alcanzar, una tienda que administrar.

Jimmy Herf llega con su madre a N.Y. Situado en una posición social favorable. Una característica importante en este personaje es que no se ubica en un lugar especifico, es decir, permanece en un sitio de transito representado en el hotel, sin un hogar fijo y únicamente su madre, ella su refugio y su protección. Un niño asustado ante la inmensidad caótica de la ciudad. A causa de la enfermedad de Lily, Jimmy se ve obligado a frecuentar la casa de sus tíos, donde se enfrentará por primera vez ante un rol y será recibido a golpes. Los Merivale quedan a cargo de Jimmy en el momento que muere su madre. Sus tutores pasan a ser su familia, en la cual priman los deberes católicos y la búsqueda del éxito cómo la única manera de ser feliz. La desaparición de Lily es un duro golpe para Jimmy, pues no sólo pierde su punto de conexión al mundo, sino que es arrojado de improviso a la vida social y es acechado por su tío Jeff que busca que la herencia quede en manos de su empresa.

Yo no creo que tengas una noción clara de las cuestiones monetarias… hmm… Un entusiasmo suficiente para ganarte la vida, para tener éxito en este mundo. Mira a tu alrededor… El ahorro y el entusiasmo han hecho de estos hombres lo que son” iv

En el primer round que enfrenta Jimmy se podría decir que sale victorioso en la huída, aunque se muestra sumiso ante las propuestas del tío. Su interior hierve en decepción y melancolía, la única salida es el escape de la ciudad.

El tío Jeff y su oficina se pueden ir al diablo” v

George Baldwin será un personaje fundamental, pues a partir de su necesidad de reconocimiento como abogado, debe sacar provecho del accidente de Gus Mcneil. Lo cual se convertirá en un vórtice que los unirá y construirá sus futuras carreras, el uno como reconocido abogado y el segundo como político corrupto.

George no sólo se encuentra en una situación desesperante a nivel económico, sino que le acosa la imagen de una mujer hermosa, que es representativa en dicho universo de los negocios y la gente de la alta clase. Así interactúa con Nellie, que necesita de ese calor que le brinda George para sentirse mujer dado que Gus esta quebrado quien sabe en cuantos pedazos. Gus Cobra la indemnización, adquiriendo así un nivel social nunca esperado (antes del accidente quería volver a las labores del campo). En este trío, lo fundamental es el poder. Así Nelly podrá fácilmente regresar al lado de su nuevo adinerado esposo.

Esta primera sección se construyen identidades y situaciones básicas para continuar la historia: Ellen se reafirma como niña(o), Jimmy desprecia a N.Y y se hace evidente su anomiavi, Bud fracasa en su proceso de adaptación, Emile se instala cómodamente, Congo peregrino, George y Gus le dan inicio al poder político. Con estos personajes configurados se da paso a la siguiente sección en donde N.Y plantea nuevas situaciones, entrelaza los personajes y exige de nuevo un cambio, mientras atraviesa por una crisis económica y se presenta el inicio de la guerra.

La ciudad ejerce una presión que exige que el urbanita busque una salida de evacuación, una ruta de escape hacia el olvido, la no-conciencia de ese espacio animalizado, necesaria para que el ser humano de un respiro y descanse de su opresión. El licor aparece constante y con presencia fuerte en la vida de los ciudadanos. Necesario a diario para algunos, transformador y revelador para otros.

En está sección hay un capítulo titulado “Fuimos a la feria de los animales”. Donde claramente se muestra como todos los urbanitas entran en un proceso de transformación de acuerdo con el ambiente en que se mueven. Todos los personajes se encuentran reunidos en un bar-restaurante y aparece el licor. En estado de embriaguez el hombre se muestra tal como es; animal celoso y posesivo que defienden su territorio, otros que se esconden y estallan, otros que sencillamente corren por la calles lluviosas clamando una respuesta a esa incógnita llamada vida en N.Y. Una vida animalizada en esa jungla de seres carnívoros que huyen de sus propias vidas, de esa ciudad en caos que no les deja descansar.

Mientras tanto los personajes buscan la felicidad, el éxito o por lo menos un empleo. Ellen aparece como el eje de N.Y con el éxito tremendo que tiene en el teatro, pero en su interior se teje el hartazgo, la llenura de hombres que la rodean y que quieren acceder a ella. Ante tanta oferta adopta su papel masculino y presenta a una mujer liberada. Se divorcia de Jojo, después de haberle puesto un sin fin de cuernos. Ellen interactúa con los personajes y sólo construye relaciones efímeras que se evaporan después de una conversación. Aparece un hombre que llena las expectativas de Ellen: Stan y su incontrolable deseo de embriaguez para escapar, Ellie encuentra en él a un niño del cual debería cuidar. Stan vuelca a Ellen en la desesperación y la sume en el abandono luego de que aparece casado para enfrentar la muerte.

las dos mujeres lo empujaron al cuarto de baño. Él se desplomó flácido, en la bañera, y se quedo dormido con los pies en el aire y la cabeza sobre los grifos. Milly chasqueaba la lengua rápidamente.

-Es como un bebé que tiene sueño cuando se pone así-murmuró Ellen con ternura”vii

Sin este único deseo de poseer a Stan, Ellie sufre la anomia. La ciudad le hace una mueca, pues el éxito, lo único que regala es el constante acoso de los pretendientes, que desean atar una cadena a su cuello. Finalmente esa pequeña broma que le juega Stan al dejarla preñada, en tal situación la única salida es la muerte de nonato.

Jimmy inicia su carrera de periodista y se encuentra un poco centrado económicamente. Aunque su sensación de ciudad aun presenta un panorama desolado, de transiciones y caminatas en la calle bajo la lluvia. Ellen se muestra ante él cómo la posibilidad, el encanto femenino. Más tarde se encontrará con Joe Harland (Tío) y podrá contemplar cómo es que se juegan los roles en N.Y, pues si un día se despierta en la opulencia, al día siguiente se puede estar durmiendo bajo un puente. Otra persona que influye en la vida de Jimmy es Stan, pues le presenta un mundo inconstante, lleno de necesidades que la ciudad no puede suplir y ante la cual lo mejor es el olvido y enfrentarse luego con la resaca. Ante la guerra, para Jimmy se abre una alternativa de escape de la ciudad, buscar por fuera de ese nido de ardillas que corren despavoridas, ese hervidero de gusanos, ese sentirse mosca que se asea únicamente para enfrentarse a la muerte.

Baldwin se convierte en uno de los abogados más prestigiosos de N.Y y permanece aliado con Gus Mcneil, quien en la opulencia bajo las embestiduras públicas se convierte en un corrupto que puede solucionar cualquier problema de poder que se presente en Nueva York. Pues en sus manos tiene la formula “votantes” para seguir con el mando del bastón de oro. George aunque también con el dinero y la posición social en las manos, lo único que le hace falta es la ambición de una mujer hermosa que ya no puede fijar en la regordeta de Nelly y tampoco Ellen satisface las peticiones de George, pues su espíritu libre o más bien indeciso opta por rechazar las cadenas de oro.

Stan juega un papel similar al de Bud Kopperning, pues aunque no es un vagabundo. Vive como ser fronterizo, siempre perdido en las calles bajo el efecto del licor. Despreciando pero aprovechando la aristocracia. Un ser liminal que va y juega siempre al olvido. Rehuyendo del éxito y buscando amores esporádicos. Stan como buen representante del outsider, permanece en la calle, más que en su propia casa que en ningún momento es mostrada; anda en los bares, en los restaurantes y si desea dormir busca la casa de Jimmy. El hogar de Stan está figurado en su automóvil que siempre lo transporta de un lugar y de una situación a otra. Finalmente aparece casado y tratando de formar un hogar con una chica que probablemente no conoce. Stan es dominado por el movimiento, la no adaptación termina por expulsarlo y le regala la muerte.

Abandonando la segunda sección vemos que los urbanitas han interactuado entre ellos generando situaciones que determinarán el proceso de la ciudad que está naciendo y que se enfrenta con los sujetos que la habitan. Los trastoca y les indica que deben cambiar, los enfrenta y les dice: aquí vives y así es como se vive. En la tercera sección se revela que la primera guerra mundial terminó y lo que se muestra es el cuadro que vive Nueva York, de cómo sus personajes son tocados y transformados. En esta última parte se puede ver la carga que pesa sobre los ciudadanos, como un caos que anuncia el apocalipsis. Encarcelados por esa ciudad que ya no es la misma que dejaron hace años, esa ciudad que los recibe imposible. El escape, el licor es prohibido.

En este entorno de prohibición aparece de nuevo Congo Jake ser liminal que habita en el puerto, esa frontera que le facilitará el contrabando. Intercambiar, no sólo licor, sino también de roles y así se constituirá Congo como un personaje que alcanza un estado de confort, eleva su estatus social. Entonces se hace entendible la dualidad triunfo fracaso. Pues mientras que Congo, asciende. Jimmy Herf se inclina hacia la nada, en un estatus de asalariado y abandonado. La vida forajida de Congo se convierte en ejemplo de satisfacción o por lo menos de vida interesante. Incluso Jimmy, mientras cuenta el espectáculo de cómo llega el contrabando por medio de su amigo, se atribuye algunos hechos que él en realidad no había realizado, se atribuye un carácter heroico, sabiendo a ciencia cierta que él es el anti-héroe neoyorkino.

Oh, yo andaba por allí, cuidando de no meterme el peligro. No podía distinguir los de un bando de los del otro…Todo estaba oscuro y húmedo…Aquello era un lío… Al final saqué a mi amigo el bootlegger de la refriega cuando le rompieron la pierna…La pierna de palo.

Todo el mundo gritó. Roy llenó otra vez de ginebra el vaso de Jimmy.

-¡oh, Jimmy-arrullo Alice-, que vida más emocionante!”viii

Jimmy regresa a N.Y, no por volver a la ciudad, sino por Ellen y su hijo. El personaje de Jimmy se ve cada vez más nihilizadoix, pues necesita fingir que le agrada la idea del regreso. Pero se siente fracasado por haber regresado. Lo único que hace es vagar por la calles buscando borrachera, transformándose en las avenida y viviendo aventurillas en el puerto. Se niega al trabajo en un principio, pero no puede dejar que Ellen lleve toda la obligación. Finalmente Ellen lo abandona, y él se va directo a la nada, admite la derrota por las calles de Nueva York y parte hacia cualquier lugar.

Ellie es una niña que sabe jugar, sabe que es caprichosa y que siempre va a estar papí allí para cumplir sus deseos, sus exigencias, atender sus banalidades. Todos los hombres son manipulados por Ellen. Sin ningún problema ella decide regresar de Europa. El éxito la recibe de nuevo con los brazos abiertos y le sobran las ofertas de empleo. Ellen podría metaforizarse con la ciudad, sin embargo yo prefiero llamarlo como una relación de madre e hija, Ellen es la chica preferida de la ciudad, que tiene las puertas siempre abiertas, sin embargo no son hijos eternos y por lo tanto hay varios, Ellen está a punto de ser reemplazada por la ineluctable mano del tiempo. George Baldwin la seduce con lujos. Ellen abandona a Jimmy, aburrida de la literatura y de las ideas izquierdistas. La ciudad aunque su madre, no puede llenar la idea de amor de Ellen, ni tampoco podrá hacerlo ningún hombre que pretenda hacerse su dueño.

-Yo creo que no amo a nadie por mucho tiempo, a menos que estén muertos… Soy una criatura imposible. ¿Para qué hablar de ello?”x

Ellen decide quedarse con la vida lujosa que le ofrece Baldwin, si igual será una vida sin amor mejor que sea bien vivida. George Baldwin alojara su tristeza y su vejez en Ellie aunque ella no le quiera, pues su deseo solo es tener un regazo de mujer elegante y hermosa en el que se pueda refugiar. La vejez acometerá con Ellen y la entregará en brazos de un hombre que la hará ver más joven.

La guerra marcará fuertemente una gran parte de la ciudad, y marginará a los veteranos de guerra, que fueron héroes de guerra, pero allá en ese continente alejado. La ciudad es otro espacio que les exigirá nuevas batallas. Por un lado Joe o`Keefe se pone al liderazgo de un movimiento de veteranos que peleará por obtener una pensión que les permita vivir placenteramente. Lo cual será aprovechado por Gus y les prometerá apoyo a los veteranos para conseguir votantes y lograr poner a su esbirro en el poder. Gus se ve seriamente contrariado, pues su socio de cabecera George, ha decidido voltearle la espalda y lanzarse al gobierno con otro partido político.

Los veteranos son rechazados de todos los lugares, bien porque no saben hacer nada o porque los ciudadanos temen meter un asesino en su negocio. Así llegamos a Dusch, quien será apaleado por N.Y; se le negará el trabajo y será expulsado de su casa. Acompañado de Francie recorrerá las calles, la ribera del río y transitara el puente. Todo el rechazo que da Nueva York a Dusch lo traerá de nuevo con la idea de regresar al ejército, pues allí por lo menos se come y se duerme. La frustración de Dusch y Francie se transforma en delincuencia pues será este el único medio con el que pueda obtener dinero. La ciudad no cesa y, finalmente logra excluirlos del ámbito social y los recluye en la cárcel.

Pero no todos los veteranos son desdichados. James Merivale representa el rol de militar perfecto que logra alcanzar el rango de capitán durante la guerra. Encuentra una Nueva York de puertas abiertas en cuanto al plano laboral y su familia lo recibe como el nuevo hombre de la casa. Pero esta responsabilidad pesará en demasía sobre los hombros de James y la ciudad se burlara de él, pues su necesidad de ascenso permitirá que la honra de su hermana sea vejada y con ella la reputación de su familia. Su integridad se desmorona, pues pierde autoridad ante él mismo. La ciudad le proporciona una victoria pero al mismo tiempo le da la derrota.

La novela Manhattan transfer muestra con detalle, cómo una metrópoli y su vida acelerada, marca a todos los personajes con un aspecto sombrío y desolador, la derrota de la unidad completa, es decir de la ciudad. A excepción de Congo que al parecer logra escapar de ese territorio salvaje y refugiarse en la tierra de nadie, donde la ciudad se corta, se transmuta y fluctúa. Es el sitio donde el monstruo del umbralxi puede hacer de las suyas.

Bibliografía

  1. DELGADO RUÍZ, Manuel. El animal público. España editorial anagrama 1999.

  2. DOS PASSOS, Jhon. Manhattan transfer. Circulo de lectores.

iDos passos, John. Manhattan Transfer. Página 93

iiDelgado Manuel. El animal público. Página 111

iiiDelgado Manuel. Op cit. Página 104-105

ivDos passos, John. Op cit. Página 155

vDos passos, John. Op cit. Página 157

viDelgado Manuel. Op cit. Página 91

viiDos passos, John. Op cit. Página 255

viiiDos passos, John. Op cit. Página 381-382

ixDelgado Manuel. Op cit. Página 95

xDos passos, John. Op cit. Página 405

xiDelgado Manuel. Op cit. Página 105

Gustavo Adolfo Palacios. UNIVERSIDAD DEL VALLE

LA CIUDAD REAL, EL PROTAGONISTA AGRESIVO – Manhattan Transfer

New York: Como una selva de acero y de cemento.

Esclaviza a los hombres, pero sin éstos.

¿Qué sería de New York?

Abel Cotes, “Reseñas y críticas breves

Una recién nacida se contorsiona dentro de una cesta “como un hervidero de gusanos”. La enfermera displiscente que se halla de turno, se encarga de los mínimos cuidados que las condiciones del momento permiten. La neonata es Ellen Thatcher, una niña que se ha dado a luz en la ciudad de vapores hirvientes y sonidos grises: New York.

Manhattan Transfer, de Jhon Dos Passos fue publicada casi simultáneamente a “El Gran Gatsby”, de Francis Scott Fitzgerald. Ambas recrean una imagen compleja de New York y del “sueño americano”, pero aunque El Gran Gatsby propone una mirada más optimista y esperanzadora, Manhattan Transfer presenta un cuadro de la ciudad desde el fracaso, la incertidumbre y las oportunidades y desastres que llegan arbitrariamente a personajes fugaces, que sólo existen en función de Manhattan y su descripción metálica ante el lector.

La ciudad no es solo un actor, es EL ACTOR. Manhattan es un organismo desenfrenado corriendo en distintas direcciones, al igual que las personas que llegan a él. Todo orbita alrededor de la metrópoli. Las vidas de todos dependen intrínsecamente de las grietas sociales y políticas por las que atraviesa la ciudad en las primeras décadas del siglo XIX. Como la manipulación de los objetos sobre los personajes en “Madame Bovary”, de Gustave Flaubert, Manhattan envía una señal a las personas y de inmediato éstas son movidas a modificarse con respecto a los movimientos de la ciudad:

Una ráfaga de viento llenó la calle de humo y de olor a trapos quemados. Thatcher se sintió repentinamente indispuesto”.i

Toda la polisemia urbana es el reflejo íntegro de los fenómenos que, muchas décadas después, evidenció Jesús Martín Barbero en su texto “Dinámicas urbanas de la cultura”:

Así pues, no se trata de definir, se trata más bien de comprender y asomarnos a la ambigüedad, a la opacidad, a la polisemia de esos procesos que han dejado de ser unívocos, que han perdido su vieja identidad”.

En el texto de Martín barbero, se analizan las dinámicas culturales comprendidas en la urbe, agrupadas en puntuales clasificaciones: hibridaciones, desterritorializaciones, descentramientos y reorganizaciones. Aunque el desarrollo de muchos de éstos procesos se desataron con el auge de la high-tech (computadores, robótica, internet, nanotecnología), dichas dinámicas ya se perciben en la escritura fragmentada de Manhattan Transfer. La primera imagen de desterritorialización la tenemos en Bud Koperning, un inmigrante de triste fachada que llega a New York buscando éxito y si está con suerte, también escapar de su oscuro pasado. La gran amalgama de voces que conviven en Manhattan aportan directamente a los procesos de hibridación: alemanes, italianos, judíos, franceses; todos tienen una función clave para las significantes evoluciones –o involuciones dirán otros- en la oralidad de los citadinos. Dentro de Manhattan Transfer se pueden hallar varias representaciones de descentramientos y reorganizaciones, como por ejemplo, las que se dan como resultado de la construcción del metro; una idea de progreso que cobró la vida de miles de italianos, irlandeses y afroamericanos.

Antiguamente, la definición de ciudad era más o menos sencilla, sin muchas profundizaciones y con marcadas distancias. La obra de Dos Passos no contó con muy optimistas o acertadas definiciones. Su contemporaneidad, sin la avanzada apreciación cinematográfica de hoy y con concepciones elementales de los procesos de la cultura urbana, ignoraba la innovación y agudeza de la propuesta estética de Dos Passos. Los críticos del momento desconocían la poderosa incidencia que tendrían los movimientos artísticos expresionistas sobre la hermenéutica del arte y de los estudios sociológicos, incidencia que parece haber percibido Dos Passos mucho tiempo antes de que los analistas de la época se dieran por enterados. Basta recordar los comentarios publicados por la crítica del momento:

Pero como muchas obras de la vanguardia artística de la primera post guerra, recibió duros golpes de la crítica conservadora. El distinguido profesor y crítico Paul Elmer Moore la llamó “una explosión en un albañal”. Las influencias fueron cargadas como losas sobre los hombros a Dos Passos; obra derivativa del naturalismo, obra expresionista, caleidoscópica e incluso “cinemascópica”. La clasificación y la adjetivación privaron, una y otra vez, sobre el análisis, como siempre ocurre con obras renovadoras que dejan perpleja o resentida a la crítica rutinaria o, peor aún, a la que se ejerce como refugio de frustraciones creativas”.ii

En la obra de Dos Passos se reúnen variadas y significantes modalidades artísticas: El eco de Brancusi y su aporte reivindicador a los valores básicos de la abstracción tuvieron un impacto precoz en Manhattan Transfer; el posicionamiento de valores como el volumen, la textura, el espacio y el ritmo tienen papel primordial en la obra del escultor rumano y dicha posición también rescata Dos Passos en cada una de sus descripciones. Giacometti, con sus figuras filiformes como imagen del ser humano indefenso tras los fenómenos de la Segunda Guerra Mundial dijo una máxima que parece percibirse entre líneas en la obra de Dos Passos: “Lo que yo llamo destruir consiste simplemente en deshacer para mejorar y continuar”. Todo el movimiento artístico de la época se concatenó para la deconstrucción y reconstrucción de la concepción y mentalidad urbana que, como en el jazz y en la obra de Brancusi, se mueve en espacios, tiempos y ritmos:

¿Qué caracteriza a la vanguardia? Su rechazo de las concepciones lineares o consecutivas del tiempo y el espacio. Su aspiración a sustituirlas por concepciones simultáneas, fragmentarias, circulares y originales (en el sentido de un regreso a los orígenes pero también de una proyección inédita del futuro)…

El mundo material, advierte Bergson, se derretirá en un solo flujo, “una continuidad fluida, un devenir”. Cubistas y futuristas, James Joyce y Virginia Woolf, D. W. Griffith y Sergei Eisenstein, Brancusi y Giacometti, crea todas las nuevas formas del tiempo y el espacio múltiples, tan diversos como el punto de vista simultáneo…”.iii

En Manhattan Transfer, si bien no encontramos una ciudad maniquea, moral o espiritual; hallamos la ciudad real: el conglomerado de personas obligadas, por situaciones de su cotidianidad, a vivir en el vientre de esa bestia implacable de asfalto que todos los días presenta la misma cara gris y ruda, y aún así, reserva amplias sorpresas tanto para los que entran como para los que han nacido en ella. Manhattan es feroz. La metrópoli es agresiva y veloz. Si se halla en un estado de aparente serenidad, es sólo la máscara para una nueva sorpresa: para romper la etiqueta del joven Jimmy Herf, para levantar el alma artística de Ellen Thatcher, para llevar dinero y adulterio a la casa de los Mc Clain… Aunque en la novela, la ciudad se describe desde puntos individuales de los personajes, la masa está presente, latente y caótica. La aparición de lo masivo y su cultura, tras la muerte de lo folclórico, será la germinación de la urbanidad que conocemos actualmente. Cada uno de los movimientos de la cultura masiva, bruscos e inagotables, es la constante de la narración urbana. En palabras de Manuel Delgado, citando a Gabriel Tarde, eso es la movilización de la masa: un destello fugaz de acción, efervescencia proveniente de un fondo oscuro y desordenado.

Dos Passos comienza cada capítulo de su obra con un párrafo en cursiva, como introducción a la narración que se lleva a cabo a continuación. Este preámbulo actúa como un telón que comienza a correr con el fin de apreciar un nuevo ángulo de la urbe: inmigrantes que huyen, niños ricos y taimados, alemanes farsantes, mujeriegos, abogados, senadores… Todos aportando su pequeña parte que comencemos a descifrar la Manhattan que se nos aparece, como en un rompecabezas. Esta introducción es como una estrategia para que el lector, aun si analiza los signos y síntomas e interprete el trasfondo de los personajes, no se encariñe demasiado con alguno de ellos, olvidándose que el verdadero centro de la narración es la metrópoli, de principio a fin.

Manhattan se mueve al compás de un jazz de rag impredecible. Sabemos que va a ocurrir un cambio en la acústica de hierro, pero no sabemos con plena certeza cuándo o dónde pasará ni a quienes afectará. Algunas veces adivinamos fracasos y predecimos disturbios. Como con una partitura, en New York se mueven los personajes, dando vida a la urbe y entregando su futuro:

Hombres y mujeres entran a empellones en el maloliente túnel de madera, apretujándose y estrujándose como las manzanas al caer del saetín a la prensa”.

Carlos Fuentes se refiere a la Manhattan de Dos Passos en el prólogo hecho a la edición de Círculo de Lectores de “Manhattan Transfer”: “un espeso velo de apariencias desciende sobre Manhattan. Es la niebla del desencanto aliviada por los rayos de la ironía”. Estas palabras parecen hallarse en un fragmento de “The hands that built America”, canción de U2: Its early fall. There’s a cloud in the New York skyline. Innocence…dragged across a yellow line”. Construcción de metro, ensanchamiento de metrópoli, incendios, fugitivos… la ciudad está sufriendo un sinnúmero de procesos que cambiarán su acerada faz para siempre y los citadinos no son más que espectadores momentáneos del cambio de una urbe cuyos latidos se aceleran cada que la nube parda cae sobre el horizonte neoyorquino. La inocencia se va lentamente en las calles de Broadway y los tugurios de Allen. Al final del día, las manos que construyeron la America de Dos Passos son manos de distintas texturas, cicatrices, hedores y nacionalidades. Nativos, irlandeses, negros, italianos, holandeses o alemanes; que ganen o pierdan, que se queden o se vayan, todo está escondido en la partitura de Manhattan, dispuesta en vidas fragmentadas que la urbe ha devorado.

i Dos Passos, Jhon. “Manhattan Transfer”. Edit. Círculo de Lectores. Pág. 39.

ii Fuentes, Carlos. Extraído del prólogo a “Manhattan Transfer”, de Jhon Dos Passos. Edit. Círculo de Lectores. Pág. 10.

iii Ibíd. Pág. 13.

ANDRÉS DAVID RENDÓN ARREDONDO ©UNIVERSIDAD DEL VALLE

LA CIUDAD Y LO URBANO – Manhattan Transfer

ACERCAMIENTO A MANHATTAN TRANSFER, DE JOHN DOS PASSOS

De una distinción muy concreta parte Manuel Delgado para introducirnos en la antropología urbana: “La ciudad no es lo urbano. La ciudad es una composición espacial definida por la alta densidad poblacional y el asentamiento de un amplio conjunto de construcciones estables, una colonia humana densa y heterogénea conformada esencialmente por extraños entre sí. (…) Lo urbano, en cambio, es otra cosa: un estilo de vida marcado por la proliferación de urdimbres relacionales deslocalizadas y precarias”1. Nosotros usaremos esta distinción para abordar la narrativa de John Dos Passos y entender qué de lo urbano hay en ella, qué características hace que una obra como Manhattan Transfer pueda ser considerada como ‘novela urbana’.

Otro concepto que debemos tener en cuenta es el de urbanización, que se entiende como una progresiva articulación entre la movilidad espacial y la vida cotidiana, de tal manera que la segunda queda subordinada o atravesada por la primera. De acuerdo con esto, podemos hablar de espacios urbanizados en los cuales las relaciones interpersonales son aleatorias, efímeras, no forzosas; en estos espacios se presentan interacciones e intercambios en los que predomina la incertidumbre, lo fortuito y el anonimato –las relaciones se producen entre desconocidos. Lo urbano, pues, viene dado por la ausencia de estructuras, rutinas y roles sociales completamente definidos y previsibles (ausencia de la pequeña comunidad); lo urbano se opone a todo tipo de estructuración, puesto que su principal característica es la fluctuación constante, la continua agitación de la vida social que se hace y se rehace permanentemente en las calles, en las plazas, en los buses. Lo urbano heterogéneo y gaseoso, se opone a la homogeneidad de la pequeña comunidad.

La estructura de Manhattan Transfer nos sumerge de entrada en esa heterogeneidad, en “esas superficies en que se producen deslizamientos de los que resultan infinidad de entrecruzamientos y bifurcaciones2”. Embarcadero es el principio de las urdimbres relacionales que se extienden por toda la Nueva York de Dos Passos. En la primera escena vemos una gran cantidad de gente desembarcando en el muelle de la ciudad –inmigrantes, pensaríamos inmediatamente; en la siguiente escena, un hospital y cestas de recién nacidos; para la tercera y cuarta escena ya tenemos dos nombres –Bud Koperning y Ed Thatcher -; y en la escena final, se nos aparece un hombre de sombrero y levita que decide afeitarse su barba -¿un judío?. Simplemente imágenes peregrinas e inacabadas nos muestra el narrador, imágenes que se van expandiendo poco a poco y presumimos guardan alguna relación. De diferentes e impensados puntos se desprenden varias líneas diegéticas, quizá paralelas, perpendiculares, transversales, sin una estructura que las defina, sin una función establecida, sino más bien en plena cocción –como diría Delgado- y susceptibles en todo caso de colisionar, rozarse, modificarse o sencillamente ignorarse.

Esta estructura diegética logra captar la esencia de lo urbano apropiándose o, mejor, anticipándose a la antropología urbana. Dice Delgado que el objeto de esta antropología “serían las estructuras líquidas, ejes que organizan la vida social en torno a ellos, pero que raras veces son instituciones estables, sino una pauta de fluctuaciones, ondas, intermitencias, cadencias irregulares, confluencias, encontronazos…”3; Dos Passos plasma esas intermitencias en su narrativa. Observemos el capítulo Metrópoli. Ed Thatcher observa un periódico que habla de la expansión de la ciudad, afuera, un incendio (Pág. 37); en la siguiente un señor Perry está a punto de comprar un lote para construir; de nuevo aparece Bud en una barbería; un hombre corre desesperado para encontrarse con Emily en la escena 6; en la siguiente escena dos franceses llegan en barco a Nueva York; en la escena 10 (Pág. 52) unos chicos huyen de su pandilla enemiga; después, alguien alquila un apartamento recién construido, los franceses trabajan al igual que Bob y al final (Pág. 76) un lechero es atropellado por un vagón. Confluyen, como vemos, fragmentos de vida, unos más amplios que otros; personajes anónimos, estrellas fugaces que tal vez no aparezcan de nuevo; y las calles de Nueva York aparecen como escenario de batallas, espacios construyéndose y destruyéndose4, RUTA de asesinos fugitivos, pretendientes retardados y lecheros distraídos. Lugar de paso.

La ciudad, entonces, constituye múltiples posibilidades; El espacio neoyorquino ofrece inagotables usos, pero todos transitorios, dispuestos a ser reconfigurados a cada momento por los transeúntes y sus respectivos intereses. El espacio urbanizado no está completamente territorializado, es un no-lugar, espacio con “memorias infinitas” diría Delgado, espacios con marcas que “el paseante puede disolver para generar con sus pasos un espacio indefinido, enigmático, vaciado de significados concretos, abierto a la pura especulación”5. Así, el Broadway que atraviesa Bud fugitivo, desempleado, hambriento y paranoico (Pág. 50), es muy distinto al Broadway que Ellen encuentra tras dejar a su marido y cuya iluminación le produce una sensación de felicidad y libertad (Pág. 208); pero su diferencia no radica tanto en la distancia temporal de estos sucesos, sino que tiene que ver con el fragmento de vida que ambos personajes dejan en ese momento sobre esa calle y la relación que establecen con ella(s) -la calle y la ciudad en general. De esta manera, Nueva York es para Émile una mina de oro; para Stamwood, el mejor lugar para fracasar; para el Jimmy de 5 años, nido de incendiarios y secuestradores, lugar para suicidios, para mendigar, para construir, para triunfar, para trabajar, para quemar, para salir y entrar y volver a salir, o simplemente para morir.

Las relaciones urbanas, a partir de esos vínculos esporádicos y casuales, y de la constante re-territorialización de los espacios, forma una malla que tiende a no acabar jamás; el transeúnte y su andar extienden sus hilos hasta el infinito y la malla permanece en estado de fabricación: los hilos se bifurcan, se entrecruzan, se reencuentran, pero nunca con una congruencia clara ni con la idea de un producto final. Un burbujeo constante es lo que presenciamos en la ciudad, un burbujeo cuyo centro no palpamos porque no existe, porque es un producto del estar juntos -en palabras de Manuel Delgado- y del choque de consensos disímiles e incluso antagónicos. El centro es la ciudad en sí misma, conteniendo un todo disgregado y efervescente que puja por sus propios intereses y que crea sus propias centralidades, puntos de referencia que se modifican de acuerdo a su conveniencia6.

Ante esta liquidez en las estructuras urbanas, ante laxitud y casualidad de la vida social, la narración de Dos Passos hace su propio trabajo de descentralización y erupción de historias:

He ahí una estampa de la sociedad en la cual hay escenas pero no argumento. El actor de la vida pública percibe y participa de series discontinuas de acontecimientos, secuencias informativas inconexas, materiales que no pueden ser encadenados para hacer de ellos un relato consistente, sino, a lo sumo, sketches o viñetas aisladas dotadas de cierta congruencia interna”7.

Dos Passos, como un observador flotante, nos da fragmentos de vida, como el fisgón de La ventana indiscreta -retomando el ejemplo de Manuel Delgado. Fragmentos muy extraños entre sí en la primera sección de la novela, y que acaso se entrecruzan precariamente en la segunda y tercera sección, pero que no logran hacer un relato consistente, sino apenas una ebullición de situaciones y personajes, roses en espacios y tiempos lejanos como el de George Baldwin y Ellen, o el de Joe Harlam y Joe O’keefe, todos producto de eventualidades como accidentes de lecheros o desplomes de La Bolsa. Manhattan Transfer se erige como una observación flotante que intenta atrapar la simultaneidad del caos a través del discurso literario que, como dice Delgado, se parece mucho a lo urbano: Discurso antiguo y nuevo, escribiéndose constantemente, renovándose y bifurcándose hasta el infinito a través de intertextualidades, paratextualidades, metatextualidades, plagios.

Manhattan Transfer es un lugar de paso. Como la ciudad, es un centro en sí misma, conteniendo un todo conformado de breves historias que forcejean por salir a flote y que eventualmente se entrecruzan; historias inacabadas y de las que puede seguir surgiendo un sin número de historias. Como un autobús, la novela hace paradas por toda la ciudad, reúne a varios extraños, sus murmullos se escuchan, sus historias salen a flote, se apagan y eventualmente resucitan, los extraños se bajan y se suben todo el tiempo y la red se extiende más y más; semáforos detienen nuestra atención en ciertos lugares, un trancon nos lleva lentamente por una avenida; la ruta pasa de día y de noche, con sol o lluvia; y los extraños siguen subiéndose, dejando escuchar sus voces y el perpetuo rehacerse de la ciudad.

BIBLIOGRAFÍA

ARRINGTONG, Phillip. Sense of an ending in Manhattan Transfer. 1982. URL http://www.jstor.org/stable/2925854. Fecha de Consulta: Marzo 29 de 2009.

DELGADO, Manuel. El animal público: hacia una antropología de los espacios urbanos. Barcelona: Anagrama. 1999.

DOS PASSOS, John. Manhattan Transfer. Barcelona: Circulo de Lectores. 1995.

1 DELGADO, Manuel. El animal público: hacia una antropología de los espacios urbanos. Barcelona: Anagrama. 1999 pg 23.

2 Ibíd. Pg 25.

3 Ibíd. Pg 26.

4 El señor y la señora Olafson alquilan un piso en un edificio nuevo (Pág. 69-70).

-Veo que hemos tomado una decisión, y muy inteligente… No hay mejor sitio en Nueva York, y dentro de unos meses no podrían encontrar nada por aquí ni con influencia ni con dinero.

(…) Subieron por una bocacalle, entre dos solares. En una esquina se veía aún la desvencijada mitad de una alquería, construida de tablas solapadas. Quedaba aún media habitación, con un papel azul de flores comido por manchas pardas, una chimenea ennegrecida por el humo, una alacena destrozada y una cama de hierro toda doblada.

5DELGADO, Manuel. Op. Cit. Pag 40.

6Entendemos, así, porque Bud no logró adaptarse a la ciudad. Proveniente de un granja, Koperning buscó siempre la manera de cristalizar la ciudad a la manera de la pequeña comunidad, con un centro definido y claro que administra, estructura y asigna lugares; él jamás pudo entender la flexibilidad, la frialdad y la precariedad de las estructuras urbanas. Su error es buscar el centro de un todo completamente descentralizado en lugar de ubicar sus propios centros; de ahi que su opción última sea morir.

7 DELGADO, Manuel. Op Cit. Pág. 184

ANDRÉS FELIPE ORTIZ ©UNIVERSIDAD DEL VALLE